La obra de Dios para nosotros en la cruz fue en nuestro espiritu.
Dios nos dio su Palabra en nuestro espiritu, en el hombre interior en nuestro corazon.
Visto mi hombre interior con las promesas de Dios, con lo que dice la Palabra que yo soy.
Lo espiritual no nos da licencia para que hagamos lo que nos parezca con nuestra carne.
Ahora ando en el Espiritu y tengo poder para someter las obras de la carne al Espiritu el cual esta en mi espiritu.
Las cosas viejas pasaron y ya nada ni nadie me condena.
Dios ya no mira el cuerpo de pecado porque ya lo voto, lo echo fuera en la circuncicion de Cristo no hecha con mano en la carne.
Hay que amortiguar los deseos de la carne, no hacerle caso, someterla en servidumbre al Espiritu.
