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miércoles, enero 05, 2011

En ruta hacia una buena salud


Cuando Ken y yo por primera vez nacimos de nuevo, vivíamos todo el tiempo al borde del desatre. No digo que no estábamos viendo la obra de Dios en nuestras vidas. Si Él no nos hubiera ayudado, nada habríamos logrado. De hecho necesitábamos su ayuda para ir pasando cada semana.


Pero conforme fuimos madurando en la fe y empezamos a caminar en la Palabra de Dios todos los días, ocurrió un cambio importante. Nos dimos cuenta de que necesitábamos cada vez menos milagros en las crisis. Nuestras necesidades empezaron a ser satisfechas. La salud de nuestra familia empezó a mejorar. En 11 meses estábamos libres de deudas.

A dedir verdad, por preciosos e importantes que esos milagros fueran en nuestros momentos de necesidad, era agradable no tener que creer en Dios a causa de un milagro solo para pagar el recibo de electricidad. Era bonito no tener que orar para tener el dinero suficiente para pagar la cuenta del supermercado.

¿Qué produjo el cambio? ¿Cuál fue el secreto?

No había secreto. Simplemente descubrimos cómo vivir en las bendiciones de Dios. Y desde entonces hemos estado viviendo en ellas. Empezamos a aplicar los principios del reino celestial, y han dado resultado.


Vivir un estilo de vida celestial

Cuando veo mi vida pasada, cómo Ken y yo vivíamos hace ya más de 38 años, es fácil darse cuenta de que era un bajo nivel de vida. Aunque éramos creyentes, no teníamos idea de lo que el futuro tenía para nosotros. No sabíamos en qué trabajar ni dónde vivir. No sabíamos cómo pagar nuestras cuentas, ni cómo comprar un coche ni una casa. Tampoco sabíamos cómo vivir sin deudas. Ni siquiera sabíamos cómo alejar la enfermedad de nuestras vidas.

Lo que sabíamos era vivir finacieramente quebrados y enfermos. Era un bajo nivel de vida. Pero esa clase de vida no era lo que Dios quería para nosotros en ese entonces y ciertamente no es lo que Él quiere para nadie de su pueblo en estos días, Dios quiere que su pueblo viva bien en cada una de las áreas de la vida. Desea que vivamos bien en nuestros espíritus, en nuestras almas y en nuestros cuerpos. Desea que vivamos todos los días en la plenitud de sus bendiciones.

Nada más imagine cómo sería nunca tener que ser sanado otra vez. Claro que es agradable ser sanado cuando uno ha estado enfermo o herido físicamente. Pero imagine cómo sería vivir saludable todos los días. Sin resfríos, sin gripe, sin enfermedades cardiacas, sin enfermedades mentales. sin cáncer.

Pues bien, de acuerdo con la Palabra de Dios, así es exactamente cómo nuestras vidas deberían ser. De hecho el cielo es un modelo de ese tipo de buena vida que Dios quiere para nosotros. Es más, estoy segura de que la gente en el cielo nunca tiene que ir corriendo al trono de Dios a decirle :"Señor, tengo una terrible sinusitis y no hay manera de que se vaya. Por favor sáneme".

Ahora, usted puede estar pensando que eso es una bonita idea, Gloria a Dios, pero eso es en el cielo y yo estoy aquí abajo. ¡Todavía necesito milagros!

Entiendo, pero 1 Tesalonisenses 5:23 dice: "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de Nuestro Señor Jesucristo". En este versículo la expresión "por completo" significa completamente, sin daño, intacto. En otras palabras, Dios quiere que vivamos nuestras vidas unidos a Él y nos quiere bien en todos los aspectos. Nos quiere sanos, completos, sin daños, intactos en nuestros espíritus, mentes, cuerpos y finanzas.

Encontramos este mismo principio en 3 Juan 2: "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y tengas salud, así como prospera tu alma".

El punto es que, aunque nosotros como creyentes necesitemos un milagro de Dios en nuestras vidas de cuando en cuando, debemos esforzarnos por alcanzar el punto en donde lleguemos a estar tan desarrollados en nuestra marcha con la fe, que vivamos cada día con todas las bendiciones del cielo, bendiciones que están a nuestra disposición para que saquemos provecho al pacto que Dios hizo por medio de Jesucristo.

El camino de Dios es el mejor camino
El camino de Dios es el mejor camino. Si queremos verdaderamente llegar donde se vive con salud y prosperidad constantes, entonces tenemos que hacer justamente lo que leemos en 3 Juan 2: "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma".

Tendremos que prosperar en nuestra alma primero. ¿Cómo prosperamos en nuestras almas? Veamos Isaías 55:2-3, 7-9:

¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oidme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oid, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

Para que nuestras almas prosperen, tenemos que empezar a pensar de la misma manera que piensa Dios. Después de todo, la manera en que Dios piensa y hace las cosas es siempre la manera correcta. Es siempre la manera superior, siempre la mejor manera.

Una vez que entramos en el reino de Dios, es nuestra responsabilidad aprender sus caminos y andar en esos caminos. Tenemos que desechar nuestros viejos y bajos pensamientos, desechar nuestros viejos y bajos modos de vida y recibir los altos caminos y pensamientos de Dios.

¿Cómo hacemos eso?

Por medio de la Palabra.

Dios nos dio su Palabra para que podamos ver exactamente cómo Él piensa y cómo hace las cosas. Es por eso que por generaciones Èl se ha esforzado en lograr que su pueblo concuerde con Él, que concuerde con su Palabra: que la lea, que la predique y la ponga en práctica.

Todo lo que usted y yo tenemos que hacer es averiguar lo que dice la Palabra y luego hacer lo que dice. Mientras eso hagamos, la Palabra nos mantendrá fuera de tribulaciones y en la totalidad de sus bendiciones. Esto lo vemos muy claro en la vida de Jesús en la tierra y en su ministerio.

En Mateo 4 leemos que Jesús, después de haber sido bautizado por Juan en el río Jordán y lleno del Espíritu Santo, fue tentado por Satanás mientras Jesús ayunaba en el desierto. Fue durante esta confrontación con el diablo que Jesús nos dio la clave para el buen vivir. "Él respondió y dijo: escrito está: no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".

Vea usted, el pan, o sustancia natural, no es suficiente para que nosotros vivamos vidas abundantes. Necesitamos la Palabra de Dios. La Palabra es tan vital para nosotros como lo es el alimento que comemos.

Pero tome en cuenta que Jesús dijo que vivimos de toda palabra que venga de la boca de Dios, no de algunas palabras.

Toda palabra que Dios nos da es para nuestro provecho y para nuestro bien. Vivir de toda palabra de Dios es la única manera de vivir de cada bendición de Dios. Cuando Ken y yo aprendimos este principio, cambiaron nuestras vidas.

Una vez que aprendimos a vivir diariamente de la Palabra de Dios, las circunstancias y situaciones empezaron a aliniarse con la Palabra, y nunca pararon de cambiar para nuestro bien.


Tres pasos para lograr una buena vida

La palabra de Dios está llena de promesas y principios relacionados con la salud física. Es por eso que si queremos estar sanos todos los días de nuestras vidas, no podemos ser ignorantes de la Palabra y de todo lo que tiene que decir esta Palabra, ni podemos desobedecerla. En el Salmo 34:12, David pregunta "¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien?" La respuesta aparece en los versículos 11,13-14. "Venid, hijos, oidme; el temor de Jehová os enseñaré. guarda tu lengua del mal y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz y síguela".

Escuche y actúe
Primero, para tener larga vida, llena de buena salud, debemos temer al Señor. Y dicho de manera más simple, temer a Dios o reverenciarlo es escuchar su Palabra y luego actuar conforme a esa Palabra. Es lo que la palabra "escuchad" en el versículo 11 significa. Quiere decir "escuchar y hacer".

Vemos en Proverbios 9:10a que dice: "El temor de Jehová es el principio de la sabiduría". Por añadidura, Proverbios 14:27 nos dice que "El temor de Johová es manantial de vida para apartarse de los lazos de la muerte".

Así pues, cada vez que leemos acerca del temor del Señor en la Biblia, se refiere a que debemos darle honor al Señor, escuchando lo que Él dice y luego haciendo lo que dice. Al darle honor al Señor, al escuchar su Palabra, permitimos que su vida fluya por medio de nosotros. Nos hacemos fuentes de vida al evitar las trampas de la muerte.

Cuidado con lo que dice
Un paso seguro para vivir una vida larga y saludable que nos ofrece David en el Salmo 34 es: "guarda tu lengua del mal y tus labios de hablar engaño" (versículo 13).

El libro de Proverbios tiene mucho que decir acerca de nuestras bocas, son, después de todo, la clave para la vida. Pero lo que salga de nuestra boca es el resultado de lo que hemos puesto en nuestros corazones. Y Proverbios 14:30 dice: "El corazón apacible es vida de la carne".

Si queremos vivir libres de males y enfermedades, nuestros corazones deben ser apacibles en la Palabra de Dios. La Palabra debe habitar dentro de nosotros (Juan 15:7). Cuanta más Palabra pongamos dentro de nosotros, más Palabra saldrá de nuestras bocas. y más vida a través de nuestro cuerpos.

Así que para vivir bien, debemos hacer algo con nuestras palabras. No podemos obtener sanidad y permanecer sanos si vamos por la vida hablando de males y enfermedades. "Sí, Gloria, es la estación de la alergia y siempre tengo dificultades con todo el polen. mi padre y mi madre tenían el mismo problema".

Eso puede ser cierto, pero la verdad es que al ir por la vida y hablar con esa forma de falta de fe siempre va a cerrar la puerta de las bendiciones. Nunca va a caminar libre de esas alergias o de esos síntomas. Usted será igualito a su padre y a su madre, y es bien probable que también pase esa desagradable herencia a los hijos.

No, para ponerse bien y permanecer bien, nuestras lenguas deben constantemente hablar lo que dice la Palabra. "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzace a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del espíritu" (Gálatas 3:13-14).

Todo lo que Dios pide es que creamos y digamos lo que Él ya ha dicho de tal manera que podamos prosperar y estar en salud. Ahora bien, eso tomará algún tiempo y esfuerzo de nuestra parte. ¡Pero debemos hacerlo!

Demos la espalda al mal
Finalmente, en el Salmo 34 encontramos un tercer paso hacia la vida saludable el cual es apartarnos del mal y hacer el bien.

A través de la Biblia encontramos que el hombre sabio vive separado para Dios. En otras palabras, un hombre sabio se aparta del mal. Proverbios 3:7 nos exhorta a "temed al Señor y apartarnos del mal". Segunda de Corintios 6:14 nos pregunta: "¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?"

¿Por qué es tan importante apartarse del mal?

Provervios 3:8 va más allá y nos dice que apartarnos del mal "será medicina a tu cuerpo y refrigerio para tus huesos". De manera que apartarse del mal es salud para todo el cuerpo.

Ahora bien, dese cuenta de que lo opuesto al versículo 8 es también verdad. La participación en el mal trae enfermedades y calamidades a toda nuestra carne. Algunos ejemplos del mal incluyen envidia, pleitos, inmoralidad y cosas por el estilo. Todos estos traen enfermedades al cuerpo.

En Proverbios 1:19 leemos: "tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, la cual quita la vida de sus poseedores". Aquí se ve claro que la codicia puede quitarnos la vida. Es una fuerza maléfica que puede cortar nuestras vidas. Podemos ver esta misma advertencia en Proverbios 14: 30. Recordemos lo que dice: "El corazón apacible es vida de la carne". Dice también esta Sagrada Escritura: "Mas la envidia es carcoma de los huesos".

Alguien que esté lleno de envidia, de conflictos, de celos y de ira es un candidato para la enfermedad y las dolencias. Así es de simple y así es de serio.

La maldad no da como resultado un corazón sano ni un cuerpo saludable. La participación en cualquier cantidad de pecado lo único que hará será abrir la puerta al diablo para que traiga enfermedad a nuestras vidas. ¿Ve usted la razón por la que Dios quiere que nos apartemos del mal? ¡Él quiere que estemos bien!


Solo hay un camino hacia la victoria

Solo una cosa puede separarnos de los resultados de haber vivido una vida de maldad: la Palabra de Dios.

Hebreos 4:12 nos dice: "Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hastas partir el alma y el espíritu, las coyonturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón".

La Palabra es capaz de separarnos de la cosas malas. Nos va a apartar de vivir una vida de maldad y nos va a llevar a una vida buena. La Palabra nos va a apartar de enfermedades, dolencias y carencias.

Para que nos separemos de nuestro pasado de maldad, sin embargo, tenemos que darle a la Palabra de Dios el primer lugar en nuestras vidas. La separación no va a llegar de la noche a la mañana en nuestros corazones.

Santiago 1:21 dice :" por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas".

Es esta palabra implantada e injertada la que trabaja en nuestras vidas, que habita en nosotros hablándonos y liberándonos.

Cuando tropezamos con alguna situación relacionada con nuestra salud, es la Palabra de Dios que está viva dentro de nosotros la que se levanta y nos aporta luz en cualquier situación que estemos enfrentando. Pero la Palabra no puede alzarse dentro de nosotros si no ha sido depositada allí. Es por eso que el Salmo 103:2-3 nos dice: "Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias".

Usted y yo tenemos que estar dedicados a la Palabra de Dios. ¿Ha notado que la gente mala es dedicada y evangelística? Ellos viven el mal con todo el corazón y quieren que usted se una a ellos también. Esto los hace sentirse mejor con ellos mismos, si usted está con ellos y hace lo mismo.

De manera que tenemos que ser fuertes en la Palabra, sin ceder ante nada más. La más insignificante falta de cuidado hacia la Palabra, como no caminar con el temor y honor que merece, nos expondrá a la enfermedad y la dolencia y al resto de la maldición. "Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán" (Deuteronomio 28:15).

Así que depende de lo que queremos. Si queremos vivir mucho y bien, debemos seguir la Palabra de Dios de la misma manera que la gente del mundo va tras el estilo de vida de maldad.

Proverbios 4:18-22 dice:

Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan. Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.

De nuevo, la clave para el buen vivir es escuchar y hacer. Poner atención a la Palabra de Dios, invertir tiempo en esa Palabra, meditándola y luego poniéndola en práctica.

Si usted de verdad cree que la Biblia tiene la clave para la salud y la prosperidad, y usted está tan cansado de la vida de bajo nivel como estábamos Ken y yo, entonces preste a la Palabra su total atención. Léala cuando se levante en la mañana. Léala cuando vaya a la cama en la noche. Léala en toda ocasión.

Sí, es maravilloso ser sanado cuando uno está enfermo. Pero es más maravilloso vivir en la salud divina, y la Palabra de Dios puede llevarle hasta allí.

La Palabra puede hacer que usted esté bien y que permanezca bien. Así que empiece. Permanezca en la Palabra. Dé el honor a Dios haciendo lo que le dice que haga. ¡Es el camino hacia el buen vivir!


                          Por:   Gloria Coppeland